12.23.2006


"Cuando les llegó la hora de vadear el río de la muerte, se acercaron los dos a la ribera. Las últimas palabras del señor Desaliento fueron:Adios noche. Bienvenido el día. Su hijo entró cantando en el agua, pero nadie comprendio su canto."
John Bunyan.....the Pilgrim's progress

"Conversé con las rocas y como un amuleto recogí de las rocas el sideral secreto.Los números dorados de sus selladas cláusulas me fueron revelados."R. del Valle-Inclan....claves líricas.

En algún lugar está el Libro y sus páginas dicen: los Bóreos comprendieron que la Luz aumentaba al acercarse al sur y los más ancianos tuvieron entonces la intuición de que ella, la Luz, era causa y materia de la vida. Así empezó la Ciencia, así llegó el primer soplo de la Revelación.

Aquellos ancianos se convirtieron en druidas, en depositarios de la Tradición y del
Símbolo. ¿Cúal?. Escogieron el Sol como modelo, porque en él se generaba la Luz, y definieron su forma con un punto. Luego grabaron éste en las paredes de las cavernas, en las caras de la roca, en los árboles: nacía la deidad en sus mentes, aún imprecisa e inapelable, pero capaz de arrebatar aquellas almas primitivas y de aturdirlas con el misterio de los astros. Caminaban los Bóreos como perdidos en una naturaleza que se ramificaba por su sangre, buscando a tientas la misma Luz que les cegaba y confundía. Pasaban la noche reclinados en el musgo de los bosques y con el alba se sentaban en las cavidades de las peñas para seguir la trayectoria solar. Lentamente avanzaban hacia un paraje exacto, pero desdibujado en la ambiguedad de su memoria. Y asi recibieron los poderes del suelo, visibles en el enigma de la Selva. Los druidas maridaron a ésta con el Sol y añadieron otro punto en representación de la tierra fecundada. Entonces entendieron el último elemento-la autoridad de los hombres sobre las plantas y animales- y fue ése el tercer punto de un esquema que los iniciados tradujeron a palabras: el ser humano nace del matrimonio sideral entre el firmamento y la esfera terrestre. En el símbolo del triángulo se define una dialéctica que las grandes religiones árias no han dejado de repetir. Es el primer menseje del pasado, la escueta geometría del teorema inicial: a un lado, la Magna Mater, Gea, el yin generador; al otro ,Helios, Osiris, Dionisio, el yang viril y procreador. En su confluencia-hijos del cosmos, conciliadores de los opuestos,arquitectos del camino que se hace al andar (tao)- los héroes:Adán, Osiris, Hercules, Cristo. Esos que se designan con una palabra común a a todas las lenguas de la dispersión: man (el mannus ario, el Manu hindú, el Mantú tebano,el Manyu iranio,el Mana escandinavo,el Maner egipcio, el Manitu de los algonquinos...) Y en Europa, en Asia, en el Pacífico, una misma raíz aludirá al principio conformador de la vida, de la energía y de la magia: mana. Las tribus del Exodo, que pintaban a dios con un triángulo, supieron encontrar en el desierto el maná, la fuerza necesaria para seguir adelante. Moises, un iniciado en los misterios solares, las guiaba. Son esos héroes del Verbo-los semidioses y titanes-quienes roban el fuego celeste y traen su calor, su maná, a los hombres rasos, conminándoles a adorar al Sol y a venerar a la Señora. Los tres puntos giraran ya para siempre en la rueda de Brama-Shiva-Visnú, la creacion-destucción-conservación, y allí serán las esvasticas, los laberintos, los crismones, el mandala(de man) con un boddhitsva en su centro. Todos los símbolos estan en ese triángulo: quién lo sepa interpretar sera dueño del conocimiento. Del satori. Del éxtasis. No hay otros mandamientos en el Libro. Plutarco leyo en el templo de Sais:
"soy el que ha sido, el que es y el que será. Ningun mortal ha podido levantar aún el velo que me cubre."
Fernando Sanchez Drago....Gárgoris y Habidis

12.22.2006


Si yo no soy para mi mismo, ¿quién será para mi? Si yo soy para mi solamente, ¿quién soy yo?
Y si no ahora, ¿cuando?

MlSNAH ABAT


No te di, Adán, ni un puesto determinado ni un aspecto propio ni función alguna que te fuera peculiar, con el fin de que aquel puesto, aquel aspecto, aquella función por los que te decidieras, los obtengas y conserves según tu deseo y designio. La naturaleza limitada de los otros se halla determinada por las leyes que yo he dictado. La tuya, tú mismo la determinarás sin estar limitado por barrera ninguna, por tu propia voluntad, en cuyas manos te he confiado. Te puse en el centro del mundo con el fin de que pudieras observar desde allí todo lo que existe en el mundo. No te hice ni celestial ni terrenal, ni mortal ni inmortal, con el fin de que —casi libre y soberano artífice de ti mismo— te plasmaras y te esculpieras en la forma que te hubieras elegido. Podrás degenerar hacia las cosas inferiores que son los brutos; podrás —de acuerdo con la decisión de tu voluntad— regenerarte hacia las cosas superiores que son divinas.

Pico Della Mirándola, Oratio de hominis dignitate.

Nothing then is unchangeable but the inherent and inalienable rights of man. — Thomas Jefferson.

12.20.2006

Rodando a goterones solos, a gotas como dientes, a espesos goterones de mermelada y sangre, rodando a goterones cae el agua, como una espada en gotas, como un desgarrador río de vidrio, cae mordiendo, golpeando el eje de la simetría, pegando en las costuras del alma, rompiendo cosas abandonadas, empapando lo oscuro. Solamente es un soplo, más húmedo que el llanto, un líquido, un sudor, un aceite sin nombre, un movimiento agudo, haciéndose, espesándose, cae el agua, a goterones lentos, hacia su mar, hacia su seco océano, hacia su ola sin agua. Veo el verano extenso, y un estertor saliendo de un granero, bodegas, cigarras, poblaciones, estímulos, habitaciones, niñas durmiendo con las manos en el corazón, soñando con bandidos, con incendios, veo barcos, veo árboles de medula erizados como gatos rabiosos, veo sangre, puñales y medias de mujer, y pelos de hombre, veo camas, veo corredores donde grita una virgen, veo frazadas y órganos y hoteles. Veo los sueños sigilosos, admito los postreros días, y también los orígenes, y también los recuerdos, como un parpado atrozmente levantado a la fuerza estoy mirando. Y entonces hay este sonido: un ruido rojo de huesos, un pegarse de carne, y piernas amarillas como espigas juntándose. Yo escucho entre el disparo de los besos, escucho, sacudido entre respiraciones y sollozos. Estoy mirando, oyendo, con la mitad del alma en el mar y la mitad del alma en la tierra, y con las dos mitades del alma miro el mundo. Y aunque cierre los ojos y me cubra el corazón enteramente, veo caer agua sorda, a goterones sordos. Es como un huracán de gelatina, como una catarata de espermas y medusas. Veo correr un arco iris turbio. Veo pasar sus aguas a través de los huesos. Debajo del agua mansa, esta la mejor corriente.
Agua sexual.....Neruda

12.08.2006

La Rueda del Tiempo
Los siete astros errantes se habían repartido las siete edades del hombre, para asistirle desde el quicio de la vida hasta el umbral de la muerte señalandole a cada edad su planeta por su orden y supuesto, avisando a todo mortal se diese por entendido, ya del planeta que le presidía, ya del traste de la vida en que andaba.Cúpole decían, a la niñez la luna,comunicandole con sus influencias sus imperfecciones, esto es , con la humedad la ternura, y con ella la facilidad y variedad, aquel mudarse a cada instante, ya llorando, ya riendo, sin saber de que se enoja, sin saber con qué se aplaca, de cera a las impresiones, de masa a las aprehensiones, pasando de las tinieblas de la ignorancia a los crepúsculos de las advertencias.Desde los diez años hasta los veinte, decían presidirle el planeta mercurio, influyendo docilidades, con que se va adelantando ya muchacho, al paso que en la edad, en la perfeccion, comienza a estudiar y a aprender, cursa las escuelas, oye las facultades y va enriqueciendo el ánimo de noticias y de ciencias.Pero decárase venus a los veinte y reina con con grande tiranía hasta los treinta, haciendo cruda guerra a la juventud a sangre que hierve y hasta fuego en que se abrasa, y todo eso con bizarra galanteria.Amanece a los treinta años el sol, esparciendo rayos de lucimiento, con que anhela ya el hombre a lucir y valer, emprende con valor los honrosos empleos, las lúcidas empresas, y cual sol de su casa y de su patria todo lo ilustra, lo fecunda y lo sazona.Embistele marte a los cuarenta, infundiendole valor con calor; revistese de aceros, muestra bríos,riñe,pleitea,venga.Entra a los cincuenta mandando júpiter,influyendo soberanías; ya el hombre es señor de sus acciones, habla con autoridad, obra con señorío, no lleva bien el ser gobernado por otros, antes lo querría mandar todo, toma por sí las resoluciones, ejecuta sus dictámenes, sábese gobernar; y a esta edad, como a tan señora, la coronaron por reina de las otras, llamandola el mejor tercio de la vida.A los sesenta anochece, que no amanece, el melancólico saturnino;con humor y horror de viejo, comunícale su triste condicion; y como se va acabando, querría acabar con todos, vive enfadado y enfadando, gruñendo y riñendo, y a lo de perro viejo, royendo lo presente y lamiendo lo pasado, remiso en sus acciones, tímido en sus ejecuciones, lánguido en el hablar, tárdo en el ejecutar, ineficad en sus empresas, escaso en su trato, asqueroso en su porte, descuidado en su traje, destituido de sentidos, falto de potencias, y a todas horas y de todas las cosas qejumbroso.Hasta los setenta es el vivir, y en los poderosos hasta los ochenta, que de ahí adelante todo es trabajo y dolor, no vivir sino morir.Acabados los diez años de saturno, vuelve a presidir la luna y vuelve a niñear y a monear el hombre decrépito y caduco, con que acaba el tiempo en círculo, mordiendose la cola la serpiente : ingenioso jeroglifico de la rueda de la vida humana.
Baltasar Gracian...el criticon

12.03.2006

La belleza y la muerte son dos cosas profundas, con tal parte de sombra y de azul que diríanse dos hermanas terribles a la par que fecundas, con el mismo secreto, con idéntico enigma. "

El sol cegaba sus ojos. La plácida felicidad de la vida domestica…anhelada…no podía permitirsela. Todavía no. Retrocedio hacia el bosque profundo por el inconsciente sendero, disolviendo la razon entre jirones de niebla. Mandaría el corazón. El miedo que la impulsa es aquello que la atrae, su valor la lleva a enfrentarlo, su voluntad es su fuerza; su simbolo la tormenta y su batalla …es hacia dentro. Al pie de la orgullosa torre, el viejo perro, maltrecho, la mira con una sombra de fiereza en sus ironicos ojos , …. no somos creyentes, le dice, … y sabemos que cronos devorará eternamente a sus hijos. Somos pasajeros, y tu , dulce niña, estas hecha de agua. La vieja Nyx envolvio el paisaje con su manto. La guerrera, penetrando en el bosque sentía: …quien malgasta su vida no merece vivirla.





EL CAZADOR EN EL BOSQUE
AL bosque mío entro con raíces, con mi fecundidad: De dónde vienes?, me pregunta una hoja verde y ancha como un mapa. Yo no respondo. Allí es húmedo el terreno y mis botas se clavan, buscan algo, golpean para que abran, pero la tierra calla.
Callará hasta que yo comience a ser substancia muerta y viva, enredadera, feroz tronco del árbol erizado o copa temblorosa.
Calla la tierra para que no sepan sus nombres diferentes, ni su extendido idioma, calla porque trabaja recibiendo y naciendo: cuanto muere recoge como una anciana hambrienta: todo se pudre en ella, hasta la sombra, el rayo, los duros esqueletos, el agua, la ceniza, todo se une al rocío, a la negra llovizna de la selva.
El mismo sol se pudre y el oro interrumpido que le arroja cae en el saco de la selva y pronto se fundió en la amalgama, se hizo harina, y su contribución resplandeciente se oxidó como un arma abandonada.
Vengo a buscar raíces, las que hallaron el alimento mineral del bosque, la substancia tenaz, el cinc sombrío, el cobre venenoso.
Esa raíz debe nutrir mi sangre. Otra encrespada, abajo, es parte poderosa del silencio, se impone como paso de reptil: avanza devorando, toca el agua, la bebe, y sube por el árbol la orden secreta: sombrío es el trabajo para que las estrellas sean verdes.



La vieja selva llora tanto que ya está podrida la tierra. Es la madre del tigre y de los escarabajos. Es también la madre del dios que duerme. El dios que duerme no duerme porque tiene sueño sino porque sus pies son de piedra. Lloraba con todas sus hojas, con todos sus párpados negros. Cuando bajó a beber el tigre tenía sangre en el hocico y el lomo lleno de lágrimas. La iguana bajó por el llanto como una nave resbalosa y con las gotas que caían mutiplicó sus amatistas. Un pájaro de vuelo escarlata, violeta, amarillo, volcó el cargamento que el cielo dejó en las ramas, suspendido. ¡Ay lo que ha comido la selva! Sus propios árboles, los sueños de las lianas y las raíces, lo que quedó de la torcaza después de que fue asesinada, los vestidos de la serpiente, las torres locas del follaje, el pico cruel de las tortugas, todo se lo come la selva. Los minutos que con lentitud se fueron convirtiendo en siglos, en polvo de ramas inútiles, los días abrasadores, las noches negras, sin otra luz que el fósforo de los leopardos, todo se lo comió la selva. La luz, la muerte, el agua, el sol, el trueno, las cosas que huyen, los insectos que arden y mueren, consumidos en sus pequeñas vidas de oro, el tórrido estío y su cesta de innumerable frutos rojos, el tiempo con su cabellera, todo es alimento que cae en la antigua, en la verde boca de la selva devoradora. Allí llegó el rey con su lanza. (Pablo Neruda, Memorial de la Isla Negra, IV, El cazador de raíces: El rey maldito)